Regreso de vacaciones

Estamos parando en una casa en Piriápolis, a sólo 6 cuadras del mar. Pero entre Martín y lo vago que estamos, vamos y venimos en el auto. De paso dejamos las cosas en el auto, para no llegar todo a cuestas.

Creo que la gente que nos ve llegar a la playa puede llegar a pensar que vamos a pasar varios días al lado del mar. Nuestro inventario de playa habitual incluye carpa playera, conservadora con bebidas, frutas y otras cosas comestibles, mochila con toallones y protector solar, lonita, juguetes de playa, gorras, y alguna que otra cosa que llevemos de última hora.

Los chicos ya se habituaron al cambio de horario. No me refiero al cambio de hora en Uruguay, que es 1 hora más que en Argentina, sino al nuevo ritmo, al cambio de horario de vacaciones. Nos acostamos más tarde, se duerme hasta más tarde, comemos a cualquier hora. Por ejemplo, ayer almorzamos a las 3 de la tarde.

Seguramente Martín es el más afectado con los cambios, ya que la primera noche no podía dormir: veía una cama sin barrotes y que podía subirse a la cama de Nico o de Gabi. Era el paraíso para Martín. Se subía una cama, se bajaba y subía a la otra. Saltaba sobre Nico y después sobre Gabi. Estaba sacado. Alrededor de las 2:00 lo venció el cansancio y se durmió.

La casa es muy cómoda, con 2 habitaciones y un patio muy grande con un quincho, desde donde estoy escribiendo. Pero tiene algunos detalles no aptos para menores de 3 años, como un living con sillones para tirarse de cabeza o una mesita con vidrio para golpear con cualquier cosan que esté a la mano.

Pero ya nos queda poco. Nuestra idea es estar volviendo el 31/12 a Rosario. Pero no sabemos si vamos a tener alguna demora en la frontera.

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